Dentro del círculo de pvtas, entre las que se cuenta mi abuela, y de amantes comunes, como pueden ser las siestas veraniegas o la marihuana, hay una que juega a dos bandas: la publicidad.
Mi romance con esta exigente mujer empezó como la de cualquier hijo de vecino, es decir, comprándome los monigotes de los Power Rangers de Bandai ("¡qué guay!", ¿recordáis?), y fuimos inseparables hasta la pubertad. Por aquel entonces, gente malvada me la arrancó de las manos, bajo el nombre de Menta, Imagenio, Vía Digital, etc...
Me he pasado años sin verla, aunque nunca la he olvidado, puesto que es una mujer muy sociable (lo de pvtorra le ayuda), y siempre se habla de ella en las conversaciones entre amigos, y, quieras que no, si no sabes de sus andares no estás a la última ni tomas parte en la conversación, se te crea un gran vacío en tu vida.
Es por eso que, desde que mi padre nos puso la maldita televisión por cable (flaco favor me hizo), he estado intentando reecontrarme con ella una vez más, y lo más que he conseguido han sido imágenes estáticas en las paradas de los autobuses o molestos sonidos en la radio. Hace tiempo que no la disfruto en su plenitud, con esa vuloptuosidad y exhuberancia suya.
Estas vacaciones he ido a Galicia. He estado dos quincenas en una casa sin la maldita televisión por cable, y cual es mi sorpresa en comprobar que no he podido compartir el sofá del salón con ella, que no he podido disfrutar con sus productos como antaño, que no nos hemos querido tanto como cuando me recomendó -impuso; las mujeres, ya se sabe...- los Power Rangers.
Ya no la entiendo (claro que es una mujer, y ya se sabe). No como antes. Todo este tiempo lejos de ella me ha hecho perder la costumbre de sintonías pegadizas y productos nada-novedosos-pero-super-cools. La miro mientras hace cosas, y no alcanzo a entender su alma.
Creo que está enfadada conmigo, por haber prescindido de ella tanto tiempo. Estoy convencido de que durante esas dos semanas me estuvo lanzando indirectas una y otra vez, a ver si las entendía y me ganaba otra vez su amor. Pero me ha sido imposible.
Soy incapaz de entender qué puede tener de sano un Actimel con cero por ciento fresa.
Me lo ha repetido unas veinte veces, y aún y así no lo he logrado. ¿Hay alguien que lo entienda y ayude a un hombre desesperado?
PD: Ya lo he entendido. Cuando dice "0% fresa" en realidad quiere decir "cero-por-ciento-de-grasa-con-sabor-a-fresa"
Mi romance con esta exigente mujer empezó como la de cualquier hijo de vecino, es decir, comprándome los monigotes de los Power Rangers de Bandai ("¡qué guay!", ¿recordáis?), y fuimos inseparables hasta la pubertad. Por aquel entonces, gente malvada me la arrancó de las manos, bajo el nombre de Menta, Imagenio, Vía Digital, etc...
Me he pasado años sin verla, aunque nunca la he olvidado, puesto que es una mujer muy sociable (lo de pvtorra le ayuda), y siempre se habla de ella en las conversaciones entre amigos, y, quieras que no, si no sabes de sus andares no estás a la última ni tomas parte en la conversación, se te crea un gran vacío en tu vida.
Es por eso que, desde que mi padre nos puso la maldita televisión por cable (flaco favor me hizo), he estado intentando reecontrarme con ella una vez más, y lo más que he conseguido han sido imágenes estáticas en las paradas de los autobuses o molestos sonidos en la radio. Hace tiempo que no la disfruto en su plenitud, con esa vuloptuosidad y exhuberancia suya.
Estas vacaciones he ido a Galicia. He estado dos quincenas en una casa sin la maldita televisión por cable, y cual es mi sorpresa en comprobar que no he podido compartir el sofá del salón con ella, que no he podido disfrutar con sus productos como antaño, que no nos hemos querido tanto como cuando me recomendó -impuso; las mujeres, ya se sabe...- los Power Rangers.
Ya no la entiendo (claro que es una mujer, y ya se sabe). No como antes. Todo este tiempo lejos de ella me ha hecho perder la costumbre de sintonías pegadizas y productos nada-novedosos-pero-super-cools. La miro mientras hace cosas, y no alcanzo a entender su alma.
Creo que está enfadada conmigo, por haber prescindido de ella tanto tiempo. Estoy convencido de que durante esas dos semanas me estuvo lanzando indirectas una y otra vez, a ver si las entendía y me ganaba otra vez su amor. Pero me ha sido imposible.
Soy incapaz de entender qué puede tener de sano un Actimel con cero por ciento fresa.
Me lo ha repetido unas veinte veces, y aún y así no lo he logrado. ¿Hay alguien que lo entienda y ayude a un hombre desesperado?
PD: Ya lo he entendido. Cuando dice "0% fresa" en realidad quiere decir "cero-por-ciento-de-grasa-con-sabor-a-fresa"
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