miércoles, marzo 30, 2011

cosas del pop






El último disco de Britney Spears, como tantos discos de música pop comercial, no es inherentemente malo. De hecho, no es malo en absoluto. Pero adolece de lo que adolece la música pop desde que recuerdo. Las modas son pasajeras, y ahora lo que mola es el electro-house y el dubstep. Y las artistas pop, como no podía ser de otra forma, van a la zaga de todas las modas que se cuecen. Y sí, en el disco Femme Fatale de Britney hay dubstep. Con dos huevos.
Pero siempre hay un pero. Y el pero es que se trata de dusbtep que a veces apenas suena a dubstep. ¿Por qué? Porque el dubstep es un estilo musical con un sonido agresivo y oscuro, y eso no sentaría bien a las teenagers. ¿Y qué pasa entonces? Pues que alguien se esfuerza en adaptar el pop de Britney Spears a los arreglos del dubstep actual, para que luego, en la mezcla y/o masterización, se machaque todo el sonido agresivo que se le supone a este tipo de música, y acaba quedando un dubstep a medias tintas, que ni es chicha ni limonada.

¡Y ojo! ¡Que sigue siendo de agradecer! Después de Maddona, Britney me parece la artista pop que más se sumerge en otros géneros de riesgo que estén de moda, al menos desde Blackout, o incluso desde In The Zone. Que luego Rihanna y Beyoncé se empeñan en intentar hacer eurotrance y aquéllo sí que se nota recortado y descafeinado, sin un mísero remix para disfrutar la canción como se supone que se debía disfrutar desde el principio. También me vienen a la cabeza aquellas artistas menos sintéticas, como Maria Mena o todas aquellas jovencitas de los primeros 2000, que intentaban hacer temas hard rock con una guitarra que sonaba a yogur azucarado.

Total, que Femme Fatale no es mal disco, y sería mejor si los productores no trataran a nuestros oídos como si se fueran a fundir como la cera por un exceso de graves.

Hurra por Britney, Buuu por la música pop.

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