La increíble historia del hombre normal
Se nos fue de las manos.
Todo empezó con el primer Colgate, el primer Estrella y el primer Motorola.
Eran productos buenos, pero eso no era suficiente. Muchos productos buenos de otras marcas, más de lo mismo, aprovecharon el mercado abierto por el que se atrevieron a crear los que llegaron primero. Binaca, Tenn, Nokia.
En un mundo con tanta competencia tienes que aportar el mejor valor añadido. Tienes que ser Colgate Triple Acción, Estrella Limón y Motorola ahora-con-SMS-y-pantalla-a-cuatro-líneas.
Voy al super a comprar dentífrico, y me apabulla la cantidad de opciones. El nombre y la descripción de las variantes es bastante aleatoria. El significado, el significante, el PVP y la exhuberancia de colores bailotean locamente en unas inmensas estanterías de pasta de dientes. Es frustrante.
De manera contrapuesta, unos teléfonos vende-felicidad arrasan el mercado a base de ordenarse por 2G, 3G, 3GS, 4 y 5. Hacerlo más complejo sería perjudicial para las ventas.
Me inspiro en esa idea. Compro la etiqueta "normal" y todos sus derechos asociados. La aplico a una marca de dentífrico. Más tarde, todas las marcas de dentífricos quieren tener una versión "normal" entre sus 50 variantes. Es la que más se vende. Y además, es la versión más cara, pero contenta al público: es clara, es honesta, es directa (es una balsa de aceite para el alma) y no tiene contraindicaciones. Y yo me llevo un porcentaje por derechos.
La aplico a más cosas: una carrera vertiginosa en la industria de los dentífricos, y al poco en todas las demás. Electrodomésticos, snacks, soportes digitales, coches, cosméticos.
Recientemente, Forbes me ha coronado como uno de los hombres más ricos del mundo, y mi ambición por ayudar a éste, que todo me lo ha dado y todo se lo merece, no tiene fin -parece que es lo único en mí que no es normal-.
He decidido crear el concepto "más normal™": la nueva línia que arrase en el mercado tendrá todavía menos prestaciones que la anterior, y unos colores más simples en el packaging, sea cual sea. También tengo pensado crear el concepto "todavía más normal", pero no quiero sacarlo todavía al mercado. Está claro que contribuïría a hacer el mundo todavía más feliz, pero yo también tengo derecho a ganar dinero mediante mi genio y creatividad, así que no lo sacaré al mercado hasta que la anterior haya calado, vendido y ayudado como debe.
En un futuro más hipotético vislumbro el concepto "ultranormalidad": es elegante, aunque "SuperNormal", como me ha propuesto mi mujer en el yate, tiene más pegada. En ropa urbana estoy pensando en un "normal DX" y para los productos del mundo digital me gustaría aplicar el "crossnormal" (no es un nombre definitivo), para indicar que un producto es tan acorde con la idea original normal (©) y los estándares digitales que hasta tu abuelita lo podrá usar.
De todos modos, antes que salgan al mercado, calculo que por el 2015, quiero someter estas ideas a revisión. Supongo que usaré grupos de estudio y encuestas para saber si serán aceptadas gratamente por el gran público: no quiero arriesgarme a nivel de ventas. Ni quiero perjudicar el bienestar de la humanidad, claro. Eso sería traicionar los principios de Normal Corp. Y los míos propios.
Sinapsis:
Esta canción (tny.gs/normal_people) la escuché en Radio Ciutat Vella por primera vez, un lugar de trabajo que marcó mi vida. Ha servido de inspiración para crear una reciente y famosa campaña publicitaria de cerveza, con referencia al tema incluído (http://youtu.be/yg0hXfsSPHQ). El anuncio y la pasta de dientes han dado como fruto este relato.
Cuando lances las galletas normales asegúrate que las tengan el algún super de mi barrio. Triunfarán más que la cocacola normal.
ResponderEliminarLas galletas "artesanas" no están mal, pero se elaboran en una fábrica.
Las galletas "tradicionales" tampoco están mal, pero se fabrican según una receta que no lleva los ingredientes y procedimientos tradicionales.
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